lunes, 22 de junio de 2015

Tragedia en tres actos

Cerramos la primera temporada del Proyecto Agatha Christie con Tragedia en tres actos, publicada en 1935. Nos encontramos de nuevo a Poirot, sin Hastings esta vez, y con presencia protagonista sólo durante el tercer acto.

Se ha adaptado para la televisión en dos ocasiones. Una en 1986, bastante libre pues cambiaron el móvil y la localización e incluyeron a Hastings. Forma parte de esa serie de telefilmes donde Ustinov encarnaba a Poirot. La otra, en 2010, como capítulo de la serie de ITV protagonizada por David Suchet.

De nuevo nos movemos entre Londres y la campiña inglesa, entre la aristocracia y el mundo de la farándula. El vicario de un pueblo de Cornualles muere durante la fiesta que da un actor retirado instalado allí. Todo parece indicar que se trata de un accidente hasta que otro de los invitados muere en circunstancias parecidas en el transcurso de otra fiesta. ¿Cuál de los asistentes será el asesino?

Veamos qué nos ha parecido esta vez.

Empezamos con Bichejo:

Y una vez más, volvemos a los lugares comunes de Dame Agatha. Tres detectives aficionados (¿no es maravilloso un universo así?) a la caza de un asesino que, casi todo el rato, va muy por delante de ellos. Sólo cuando las células grises de nuestro amigo Poirot se ponen en marcha conseguimos saber quién es el culpable. Debo reconocer que en este caso he estado completamente despistada y que me ha pillado bastante por sorpresa.

Como en otras ocasiones, deja bastante claro que es hija de su tiempo:

"Eso es, pensó Sattherthwaite, no es extranjero, es judío."

Y en otros momentos revela verdades que para bien o para mal siguen bastante vigentes

"A las muchachas les gustan los hombres de vida turbulenta. Todas piensan lo mismo, que su amor los reformará" 

"Mamá lo habría manejado mejor que yo. Las victorianas saben los trucos (...) No se puede asustar a un mujer de la época victoriana. Dicen muy poco, pero siempre piensan lo peor."

E incluso, en un momento dado, se le va de las manos una descripción

"De joven debió de ser una belleza, pero no una belleza llamativa como la de la rosa, sino más bien la de una modesta y encantadora violeta, ocultando su dulzura con decoro." Ea.



Seguimos con Pau:

Nos encontramos con una novela de Poirot en la que Poirot apenas aparece y, aunque confieso que no me ha vuelto loca de emoción este nuevo misterio de Doña Agatha, hay tantas cosas destacables de la propia filosofía de la autora que no sé por dónde empezar así que, por qué no, empecemos con la particular filosofía de la autora sobre las mujeres:
Las mujeres no acostumbran a ser crueles con los hombres a menos que se trate de uno en particular. Sólo lo somos con otras mujeres. 
[...]en el transcurso de mi profesión he conocido cinco casos de mujeres asesinadas por sus enamoradísimos maridos, y veintidós de maridos asesinados por sus amantísimas esposas. Les femmes guardan mejor las apariencias. 
El veneno es un arma más propia de una mujer que de un hombre. (En todas las novelas de la Señora Christie, cada vez que la muerte es por veneno algún personaje lo dice, es casi un running gag) 
Y, una que me ha encantado especialmente: la autora arregla aquello que podría empezar a chirriar y que, como soy de la época que soy, en vez de "Síndrome Poirot" llamaré "Síndrome de la señora Fletcher"
[...]los acontecimientos van a las personas y no las personas a los acontecimientos. [...] Por eso, hombres como Hércules Poirot no tienen que preocuparse por buscar crímenes porque los crímenes acuden a ellos.
Oh, y no sólo eso, también me parece bastante destacable que explique por qué el carácter insufrible del adorable Poirot es tan excesivo y tan atractivo:
Yo no pretendo que mi presencia intimide a nadie. Al contrario, me gusta parecer ridículo ante todos. Además, procuro hacerme el fanfarrón para que el compatriota de ustedes piense: Un sujeto tan jactancioso no puede valer gran cosa. Este es el punto de vista inglés, pero está equivocado. Inspirando confianza en los culpables, ellos mismos se descubren. 
Está contada de una forma tan diferente a las anteriores que me da la sensación de que la autora estaba experimentando así que, aunque no haya salido del todo bien, léanla; es muy interesante por los entresijos del propio Poirot y la propia metaliteratura que encierra que por la historia, por lo que merece la pena igualmente ¡Es Agatha Christie!

Ahora Pi:

Otro prescindible para mi colección. Para colmo es un libro de Poirot pero sin Poirot. Un timo. Y de nuevo los detectives aficionados de turno, pero sin gracia ninguna. El final si es digno, que no brillante, y mejora un libro que me ha costado terminar.
Destaco los párrafos que ha reseñado Pau, donde Ágatha desnuda a Poirot.
Poirot por cierto sigue en sus trece de estar retirado como ya estaba allá por el tercer libro más o menos. Agatha no sigue un orden cronológico con el detective y me mosquea bastante.



Y terminamos con Anijol:

De nuevo un crimen aparentemente perfecto que tres amateurs se proponen desentrañar. El actor retirado, su amigo (¿a qué se dedica exactamente Satterthwaite? ese es otro misterio del que Poirot no nos ofrece la solución) y una jovencita resuelta y enamorada (cómo no) se empeñan en descubrir al asesino. Con escasa fortuna hasta que providencialmente reaparece Poirot, que había hecho mutis tras asistir como invitado a la fiesta escenario del primer crimen. Y también cómo no Poirot es capaz de encontrar al asesino haciendo uso de sus células grises.

Me ha entretenido más que el anterior pero tampoco acaba de convencerme. Creo que el poso del Orient Express permanece y que voy acusando el cansancio. Esta es la segunda vez que adivino el asesino, aunque no el motivo, ni la ejecución. Pero teniendo en cuenta lo difícil que lo pone casi siempre, algo es algo.

Iba a decir que definitivamente los Poirots sin Hastings son peores, luego he recordado de nuevo el Orient Express. Así que solo digo que pse.

Como decíamos al principio, con esta Tragedia en tres actos terminamos la primera temporada del proyecto. Nos tomamos vacaciones para desconectar del universo Agatha y dedicarnos a otras lecturas. Volveremos el 7 de septiembre con Muerte en las nubes. Mientras tanto, ya saben, tengan cuidado ahí fuera.


lunes, 8 de junio de 2015

La trayectoria del bumerán

Dos semanas después acudimos nuevamente a resolver un asesinato de la mano de Doña Agatha, La trayectoria del bumerán, publicado originalmente con el título Why didn't they ask Evans? en 1934... el cambio en su traducción es francamente incomprensible. 
Esta novela, como la gran mayoría de la señora Christie, ha sido llevada al teatro, al cine y a la televisión, así que si le interesan los misterios, no hay excusas.
La señora Christie nos lleva una vez más a la adorable campiña inglesa, ese lugar mítico donde las señoritas adineradas de noble cuna se aburren tanto que en cuanto les ponen a mano un asesinato todos sus sentidos se despiertan para resolverlo y salir así del aburrimiento. En esta ocasión el asesinato es tan misterioso que en principio ni siquiera parece más que un desafortunado accidente sufrido por un señor al que nadie conoce.

Veamos que nos dicen nuestras lectoras:

Empezamos con Bichejo: 

Hola corazones. Me he quedado prácticamente igual, no sé si por el momento vital en el que lo he leído o  porque después del Orient Exprés todo es un poco #caca.

Esta vez sí me he fijado en el clasismo de Dame Agatha "Nadie mira a un chófer con igual atención que a una persona". Fenomenal, primero los zurdos y ahora los chóferes, no respetamos nada. Y claro, ahora leo (porque esta vez soy la última que escribe) lo que dice Annie y es uno de nuestros momentos clásicos básicos de separadas al nacer.

Y poco más, me gustaría que alguien más listo me explique qué tiene que ver el bumerán.


Seguimos con Pi:

Pschhhhh. Por cierto, ¿Y ese título en español? Como si lo llama "El misterio de los callos con garbanzos"; lo mismo pega.
Mas de lo mismo, ni fu ni fa. Chica aburrida metida a detective que resuelve caso así como con potra.

Continuamos con Anijol:

Pues esta es otra de las que ni fu ni fa. Puede que se deba a que después del Orient Exprés cualquier cosa me iba a parecer poco. Sea por lo que sea se me ha hecho larga y he llegado a la aventura final con el único interés de que se acabara por fin. Por otro lado el papel de la heredera pizpireta en busca de emociones fuertes empieza a resultar repetitivo. En este caso la novedad es que que confraterniza con los 'sirvientes'. Bien es verdad que el hijo del vicario no es un sirviente estrictamente pero si pensamos que elegir al vicario era una de las prerrogativas del 'Señor' de la finca entonces ya no se aleja mucho de la servidumbre.

Otra novedad es la existencia de una clínica de desintoxicación en los alrededores del escenario de la novela. No deja de sorprenderme la diferencia abismal entre la Inglaterra de aquellos años y España.

Me ha llamado la atención que recicla el nombre de uno de los personajes de la anterior para el Doctor de ésta. Se repite Arbuthnot que, sin ser yo una experta en nombres ingleses, no parece muy común.

Termino con un subrayado que nos muestra una vez más el clasismo que rezuman las novelas (no sé si como reflejo de la realidad de la época o particularmente de Doña Agatha) "Nadie mira a un chófer con igual atención que a una persona". Ahí queda eso.

Y terminamos con Pau:

La primera en la frente: no logro entender muy bien qué pinta un bumerán en esta historia, francamente, me gusta muchísimo más el título original aunque parece que en castellano tenemos una cierta alergia a los títulos interrogativos.

La novela me ha gustado, conste, como todas las de Agatha Christie hasta ahora, pero ciertamente me he perdido un poco y no me daban ganas de volver atrás a ver si me enteraba, sólo quería seguir hasta el final; asimismo me ha resultado más tramposa de lo habitual y me da en la nariz que esta la voy a olvidar en breve. Nos encontramos con una mujer joven -y por supuesto rica heredera de la campiña inglesa- que se aburre profundamente hasta que se encuentra con un asesinato, que sí, que está bien que la voz cantante sea femenina, pero empieza con otro personaje que por alguna razón pierde toda importancia en manos de alguien que simplemente pasaba por allí... y cómo no ¡hay boda!


Es pelín enrevesado y me da la sensación de que la señora Christie es perfectamente consciente de ello hasta el punto de que el malo decide explicar tooooodo lo vivido punto por punto, por si el lector no se ha dado cuenta que no, que no se ha dado cuenta.


Dentro de dos semanas nos vemos con Tragedia en tres actos. Tengan cuidado ahí fuera.