lunes, 27 de junio de 2016

Pleamares de la vida

Esta quincena hemos leído Pleamares de la vida, escrita en 1943. Un hombre rico muere al poco de casarse por segunda vez. Toda la fortuna pasa a manos de su joven esposa, pero nada es tan sencillo como parece

Empezamos con Pi

Otro de tantos que pasa sin pena ni gloria. Otra partida de vagos viviendo del cuento que debían estilarse mucho en la Inglaterra rural de la época . Y otra pánfila enferma de los nervios. ¿Todas las pijas de entonces padecían de los nervios? ¿ Qué será eso exactamente? Eso sí, se ponían de drogas hasta arriba con la tontería.
Y Poirot cada vez con el ego más fuera de control y más pedante el pobre. En este libro el momento "venga, deja un momento de asesinar y ponte cómodo que voy a soltar mi discurso" no tiene precio.
Plus de las indignación, las puyas generacionales:

- Una señora desea verle... Tendrá entre 40 y 50 años
- Cuando una señora ya entrada en años... ha decidido entrevistarse con el famoso Hércules Poirot...

- Con toda seguridad llegará a cumplir los sesenta.

Seguimos con Pau

Mira que hasta la fecha hemos leído cosas enrevesadas, pero lo de Pleamares de la vida se lleva la palma. Una familia de cretinos que ha dejado su destino en manos de un pariente rico -que no han dado ni palo jamás- se ven de pronto sin su sustento porque el susodicho pariente se ha casado con una viuda jovencísima y no ha tenido mejor idea que morirse. 
Nos encontramos una vez más con la alta clase inglesa, a la que parece no haberle afectado lo más mínimo la guerra mundial, porque siguen sin inmutarse en su intención de vivir de rentas, con sus juegos de campo y sus sesiones de espiritismo en la que aparecen cosas de lo más insesperadas... porque en el mundo de Doña Agatha pasan cosas realmente sorprendentes sin que a nadie le parezcan disparates.

Traducción: me ha parecido todo tan inverosímil que he sido incapaz de entrar ni por un segundo en la historia, y encima sale Poirot, al que no soporto... Espero que la siguiente remonte.

Terminamos con MG

Llega un momento en el que has leído tantos libros de esta señora que ya ves cómo coge trozos de una trama y trozos de otra y los acaba refundiendo. Seguramente he pensado esto porque hace muy poco que leímos La venganza de Nofret, en el que también vemos a un señor mayor que se casa con una chica mucho más joven con el consiguiente recelo del resto de la familia. 

Tenemos también hijos que se frustran porque no están a la altura del padre, mujeres abnegadas, mucho dinero en juego y un enorme batiburrillo de personajes que no son (o sí, ya veremos) lo que parecen.

Soy la nota discordante en este trío porque yo sí he disfrutado con esta lectura. Con el valor añadido de que mi primera teoría loca ha resultado ser la correcta. Que es una de las cosas que más me divierte de todo este proyecto: desarrollar teorías locas durante el primer tercio del libro.

Cosas que he marcado

"¿Qué va a uno a hacer con una persona que no sabe hablar de flores o de perros, que es un tema casi obligado en una conversación rural?"

"No hay modo de conocer el carácter humano hasta que no llega el momento de la prueba."

Volvemos en dos semanas con La casa torcida. Mientras tanto, tengan cuidado ahí fuera.

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