lunes, 26 de septiembre de 2016

La señora McGinty ha muerto

Dos semanas después volvemos a encontrarnos con una historia clásica de la señora Christie ¡Asesinatos en la campiña! ¡Ya era hora!

La señora McGinty ha muerto fue publicada en 1952 y en él nos reencontramos con un viejo amigo -más viejo que nunca-, Hércules Poirot, el detective más famoso de la autora, que debe resolver un asesinato que ya ha sido previamente resuelto por la policía de forma meridiana pero que deja un cierto resquemor en el policía que ha llevado la investigación y que teme que un inocente que parece muy culpable sea ahorcado.

Veamos qué opinan nuestras lectoras:

Empezamos con MG:

Esta vez sí que me lo he pasado fenomenal. Es lo que espero de doña Agatha y lo que me ha dado: asesinato, avance en la investigación, asesinato, nada es lo que parece, resolución y fin.

He adivinado quién era el culpable pero como no podía dar con una razón lo tenía casi descartado o descartada.

La señora Oliver es ella misma y adoro esos momentos en los que no hace más que quejarse de su detective, poniendo de manifiesto lo que Agatha siempre consideró uno de sus errores, la edad de Poirot.

Poirot está menos inaguantable que otras veces y siempre impecable en sus intervenciones. Sin ser uno de mis libros favoritos, sí que me ha parecido de los más sólidos.

Había marcado un par de cosas, pero ya las ha copiado Pau, es la parte más divertida del libro.

Seguimos con Pi:

Después de ciertos experimentos literarios para olvidar parece que Agatha vuelve a lo suyo, asesinar ancianas. Nadie parece de fiar, todos parecen tener motivos y comienza esa esquizofrenia lectora en la que lees asesinos por todas partes.
Sin embargo hay un tema que me molesta, cuando Agatha no te da todos los datos para resolver tu el misterio. De esto que comienza Poirot su típica exposición y salta con "y aquí tengo la prueba irrefutable que encontré"; vale, pues si hubieras explicado que encontrabas eso también yo como lectora podría haber tenido la oportunidad de descubrir al asesino,
Por lo demás muy recomendable sin llegar a estar entre los favoritos.

Terminamos con Pau:

Lo más destacable de la novela es, sin duda, Poirot... No me entiendan mal, es un dato absolutamente relevante por la siguiente razón: me consta que Agatha Christie estaba tan hasta el moño del detective -mucho más hasta el moño que yo- que había decidido matarlo y de hecho lo hizo en una novela (no sé ahora mismo -investigaré- si antes o después de esta) peeeero en el último momento su editor la hizo entrar en razón y guardó la novela en un cajón durante veinte años. La cuestión es que hay varios detalles en los que se ve que odia profundamente a Poirot, que no soporta ni siquiera el hecho de que sea extranjero, el más llamativo es la aparición de una novelista que es sin duda una exageración de la propia Agatha que está aburrida de su propio ridículo detective escandinavo le dice -deliciosamente paradójico- a Poirot:
¿Como diablos sé yo siquiera por qué se me ocurrió crear tan repugnante personaje? ¡Debí de estar loca! ¿Por qué un finlandés cuando no sé una palabra de Finlandia? ¿Por qué vegetariano? ¿Por qué todo ese amaneramiento, todos esos gestos tan idiotas que tiene? Esas cosas pasan. Una prueba una cosa... y a la gente parece gustarle... y entonces una continúa... y, cuando una quiere darse cuenta, se encuentra con un personaje tan exasperante y enloquecedor como Sven Hjerson colgado al cuello de por vida.
¡Y no sólo eso! La autora nos cuenta algunas licencias que se ha tomado en otras novelas como algo ridículo; eso es sentido del humor, si antes me caía bien la señora Christie ahora me maravilla más si cabe:
Esa fue la novela en la que metí una cerbatana de treinta centímetros de longitud, cuando, en realidad, esa arma mide un metro ochenta de largo. Es absurdo que una cerbatana tenga semejante longitud (en un avión ¿se acuerdan?)
En esta ocasión matan a una limpiadora, por casualidad aparece información sobre asesinatos antiguos en un periódico -que desconocía la policía- y todos los habitantes pueden ser los asesinos de la pobre y chismosa señora McGinty; una novela de Agatha Christie que sigue fielmente la fórmula pero, como decía, va salpicando la novela de puñaladas a Poirot ¡incluso le hace vivir un intento de asesinato! Ella comparte con esta lectora la sensación de que la fórmula está demasiado manida, así que la reinventa, nos muestra las costuras convirtiendo todo en una genialidad y haciendo que el asesinato no sea más que un telón de fondo.


En dos semanas nos vemos con El truco de los espejos, mientras tanto, tengan cuidado ahí fuera.

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